Experiencias Cercanas a la Muerte: Conciencia y Misterio
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Experiencias Cercanas a la Muerte: Conciencia y Misterio

Muchas personas que han iniciado el proceso de morir, por un accidente o una enfermedad grave, y logran sobrevivir, relatan vivencias que suelen tener muchos puntos en común, y a las que nos referimos en general con la expresión Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM)

Una de las vivencias mas frecuentemente relatadas por las personas que han tenido una ECM, es enfrentarse a la evidencia de que su conciencia puede estar fuera del cuerpo, que en ese estado puede percibir lo que ocurre, y que posteriormente puede verificar que lo percibido fue real, bien por hechos objetivos, bien a través de testimonios contrastados con otras personas presentes.

Cuando esto ocurre en la edad adulta, la consecuencia más habitual es que la persona adquiere un sentido más trascendente de su existencia y ve modificada de forma muy relevante su escala de valores: qué es y qué no es verdaderamente relevante en la experiencia vital.

Cuando esto ocurre en la primeria infancia, la experiencia es una referencia más de lo que es “normal” y pasa a ser otro input en la construcción y desarrollo del carácter y la personalidad.

Pero en ninguno de los dos casos se puede proporcionar una explicación lógica a aquello que ha ocurrido. La consecuencia más habitual es que estas personas adquieren una mayor capacidad de aceptar que no tenemos explicación para todo, que no se puede negar algo porque no tenga explicación, y conviven con más naturalidad con la existencia del Misterio, de aquello que no podemos alcanzar a conocer y entender en el estado de conciencia que cada cual hayamos alcanzado.

Todo esto no evita que se intente de forma recurrente volver una y otra vez a la experiencia intentando dar explicación a lo ocurrido, plateándose múltiples preguntas y posibles respuestas.

Reflexionamos hoy sobre una de ellas…

¿Es la conciencia un resultado de la actividad de nuestro cerebro o es algo externo, que “utiliza” la capacidad de nuestro cuerpo de percibir y sentir para enriquecer su experiencia?

Cuando se ha tenido una ECM -acompañada de inconsciencia, coma o incluso muerte clínica- no es posible mantener de forma congruente como cierta la primera parte de la pregunta, por más que le pese a la inmensa mayoría de la humanidad, la ciencia, nuestros familiares o nuestras personas cercanas.

Así que, inevitablemente, nuestras reflexiones se van a la segunda parte y se abre una segunda cuestión ¿es esa conciencia exclusivamente mía, una especie de Yo espiritual, o es, al contrario, una conciencia transpersonal común a todos, o a Todo…?

Nuestro ego nos lleva instintivamente a acoger la primera hipótesis, ayudado por el hecho de que, con frecuencia, en la experiencia de la ECM mantenemos nuestra identidad individual tal cual la tendríamos en la experiencia sensorial normal. También porque en nuestra tradición mística y religiosa más cercana el concepto de alma individual es bien aceptado.

Pero, con el tiempo, meditando sobre nuestras experiencias vitales, y a poco que seamos capaces de abrir nuestra conciencia y considerar también las enseñanzas de las distintas tradiciones místicas en una lectura un poco más profunda, la segunda opción va tomando cada vez más sentido, y es la que, finalmente, acompaña a aquél que ha tenido una ECM en su experiencia vital, y, lógicamente, en el momento de enfrentarse a su propio tránsito.

Si en vez de vernos como un ser vivo que nace, crece, se reproduce y muere (así nos lo definían en el colegio en los años sesenta) somos capaces de vernos como la Conciencia que se encarna, tiene una experiencia vital y retorna a su estado original enriquecido por ella; si aceptamos la existencia del Misterio y las limitaciones propias de nuestro entendimiento…  podremos llegar a vislumbrar Nacimiento y Muerte como una misma cosa: simplemente un cambio de estado en el que, en ambos casos, se comparten las mismas emociones y vivencias, los mismos retos y las mismas dificultades para aquellos que lo transitan. Las mismas que transitamos cada vez que abordamos pequeños procesos de Nacer y Morir en el día a día de nuestra existencia.

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