EUTONÍA Y DESARROLLO PERSONAL
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Desarrollo personal

EUTONÍA Y DESARROLLO PERSONAL

Es importante comenzar recordando que la eutonía es, ante todo, una práctica corporal. En el marco de lo corporal se hallan su objeto (la búsqueda de un tono justo para la acción) y su manera de perseguirlo. Este artículo, a pesar de su título -Eutonía y desarrollo personal- no pretende en absoluto poner en duda ni cuestionar esta caracterización de la eutonía. Sin embargo, mi vivencia personal al cabo de los años de práctica de la eutonía, así como lo que he podido contrastar con otros eutonistas con experiencia, es que las aportaciones de este trabajo van más allá del cuerpo. Resulta claro que no podría ser de otra manera, ya que la eutonía concibe a la persona en su complejidad, en una unicidad en que las diferentes facetas se completan e influyen entre sí.

         Mi interés al redactar este escrito, no es otro que el de ahondar en los aspectos implícitos del trabajo en eutonía que, desde mi punto de vista, pueden contribuir a un desarrollo personal, al menos en la manera en que la he practicado de la mano del profesor Raymond Murcia. En este intento por desentrañar qué factores de la práctica pueden resultar relevantes para el crecimiento psicológico, me propongo realizar un pequeño recorrido a través de ciertas cuestiones clave. No debemos olvidar que algunas de estas claves son tenidas en cuenta por determinados enfoques terapéuticos. La inclusión de estas cuestiones en el trabajo de eutonía no es intencionada -puesto que el objetivo del trabajo no es psicológico-, pero tampoco es accidental, pues está íntimamente relacionada con la filosofía que se desprende de la práctica, por la concepción del ser humano de la que partía la propia Gerda Alexander.

         1-Concepción de Proceso

         En primer lugar, me parece destacable el hecho de que la eutonía propone al alumno la realización de un proceso de largo recorrido, en el cual los cambios son lentos y progresivos. El progreso se concibe como el resultado de una constucción, de una integración por parte de la persona que se va desarrollando a lo largo del tiempo. Este punto de vista resulta válido en lo que atañe a modificaciones sobre la imagen del cuerpo, los patrones motrices, la configuración profunda del tono muscular de base. No hay que perder de vista que todo esto se ha ido construyendo a lo largo de los años, ligado a nuestra historia corporal y emocional, y es parte de la identidad personal de cada uno. Por tanto, no es algo que se pueda cambiar de un plumazo, al menos sin riesgo  para el propio equilibrio del individuo. La eutonía interviene -tal es su objetivo- sobre los aspectos tónicos del cuerpo. Y el tono muscular (lo hemos sabido gracias a los trabajos de Wallon, De Ajuriaguerra, Reich y tantos otros) se halla íntimamente ligado al mundo emocional del individuo.

         Por lo dicho, puede entenderse que la eutonía  se desmarca absolutamente del mercadeo de técnicas corporales, entendidas como un recetario gracias al cual uno puede obtener resultados rápidos y firmes sin apenas compromiso personal.

         Y esta concepción de proceso en lo corporal, nos hace ver que las transformaciones y el avance en cualquier faceta de la vida, es fruto del esfuerzo, de la implicación y del tiempo, lo cual es extrapolable, por supuesto, al crecimiento psicológico.

         2- Responsabilidad y Autonomía

         En eutonía, cada alumno es siempre el responsable de su propio proceso. Cada persona es autónoma en su trabajo, en la manera de abordarlo, en su ritmo. El alumno tiene la responsabilidad de tomar la consigna que se propone y adaptarla a sí mismo, y tiene -por descontado- la autonomía para hacerlo. La consigna de trabajo que se ofrece a los alumnos es luego utilizada por ellos como en una especie de autoservicio: cada uno debe adaptarla, hacerla suya y utilizarla como mejor convenga a su momento personal.

         En esta práctica no se utilizan modelos externos a imitar, ni correcciones. No se parte de la base, como en otros enfoques corporales, de que exista una postura o una manera de moverse que sean perfectas y deseables para todo el mundo. Por tanto, no existe tampoco la interpretación ni la respuesta de un experto a las preguntas de cada uno.  Cada cual debe construir su postura, su movimiento, sus respuestas en definitiva. Sólo de este modo, el trabajo de cada uno dará como fruto algo que sea realmente válido, porque nace de la realidad corporal, de la historia personal, la identidad y, especialmente, de la búsqueda individual.

         Desde este punto de vista,  la pedagogía de la eutonía se entiende como un marco en el que una persona que ha recorrido mayor tramo del proceso, pero que todavía se halla inmersa en él,  aporta al grupo una serie de consignas que cada alumno  recibe y adapta. Esto implica el respeto al otro y la convicción profunda de que nadie mejor que uno mismo está capacitado para dirigirse, para saber lo que le conviene. Desde fuera no es posible percibir las dificultades y las motivaciones internas de otra persona, no es ético juzgarlas e interpretarlas apoyándose en una posición de supuesta superioridad.

         Por descontado, que esta concepción de la responsabilidad del alumno, le exige a éste una implicación en su proceso mucho mayor que la que se produce cuando alguien se pone en manos de otro, en la confianza de que va a dirigir sabiamente sus pasos y a encontrar las respuestas por él. Y creo que esta aceptación de la responsabilidad es verdaderamente importante y promueve un desarrollo personal que va más allá del progreso en las capacidades corporales.

            3- Ausencia de Sugestión y Anclaje en la Realidad

         En relación con lo anterior, existe en el modo como se proponen las consignas en eutonía,  un intento consciente de evitar la inducción, la sugestión. Esto, obviamente, supone una dificultad para el profesor, ya que las palabras encierran  imágenes y contenidos que pueden ser inductivos por sí mismos, en función del significado que se les asignen. Sin embargo, este intento, pone de manifiesto la voluntad de una ausencia de directividad en el trabajo. De nuevo nos encontramos con el propósito de no influir la vivencia de los alumnos al utilizar un poder que se posee por el mero hecho de hallarse en el rol de profesor. Por el contrario, el profesor sabe que su camino, las imágenes que han sido válidas para él, pueden no serlo para el resto, y se contiene a la hora de sugerirlas.

         Una de las consecuencias que se derivan de esto, es el hecho de que se propone un trabajo muy conectado con lo real, con el aquí y el ahora, con la percepción de las sensaciones concretas que se presentan, más que con las imágenes o emociones que se asocian a ellas. Se trata de una experiencia notablemente aterrizada, sustentada en un buen contacto con la realidad y con el suelo.

         Desde el punto de vista de la construcción corporal, es a partir del suelo, de la percepción de la gravedad que nos une a él, de donde surge la posibilidad de un buen «transporte» y, por tanto, de un movimiento seguro y fluido. Desde el punto de vista psicológico, el suelo, la realidad, nos aporta la confianza necesaria para progresar desde un lugar de seguridad, la confianza para penetrar desde allí en nuestro universo íntimo de fantasias y conflictos, y la certeza de que lo que recibimos del mundo externo son percepciones ajustadas.

            4- Aceptación de los Propios Límites

         Puesto que no existe un modelo externo, cada cual se enfrenta al reto de construir su propio camino. El progreso en eutonía se produce a partir de la realidad corporal presente, fruto de la constitución y de la historia de cada persona. Es necesario partir de la aceptación de los límites propios actuales, ya que éstos constituyen los cimientos sobre los que ir asentando los avances.

         Con frecuencia vemos lo difícil que resulta esta aceptación. Algunas veces, esta dificultad, nos lleva a alejarnos de la consigna de trabajo y a dejar de estar practicando eutonía, aunque lo parezca desde fuera. Por ejemplo, cuando se trabajan posiciones de control, uno puede tener el deseo narcisita de ir más allá, de forzar el estiramiento, presentándose ante los otros y ante sí mismo como más competente de lo que es. Pero si adoptamos durante un tiempo la posición de control de una manera forzada, ya no estamos trabajando el estiramiento del modo como propone hacerlo la eutonía. Al contrario, se provocarán tensiones y reacciones de defensa de los músculos, que impedirán el estiramiento y la relajación que nos permitirían progresar. De este modo, estamos impidiendo el avance. Es decir, si primamos el deseo narcisita frente a la aceptación de nuestra realidad, por limitada que ésta sea, se produce la paradoja de que los efectos del trabajo son negativos y el progreso se interrumpe. Esto que he ejemplificado para las posiciones de control puede, por supuesto aplicarse al trabajo con todos los principios de la eutonía.

         La cuestión de la necesaria aceptación de los límites para que el progreso sea efectivo, nos coloca ante la tesitura de elegir entre construir algo real, apoyado en cambios internos, o simular, impostar lo que no se es para evitar cambiar por dentro.

            5- Implicaciones de la Conciencia Corporal

         La eutonía propone un desarrollo profundo y minucioso de la conciencia del cuerpo, con una precisión y una sutileza extraordinarias. Puesto que el ser humano es una unidad compleja en sí misma y en relación asimismo compleja con lo externo, este desarrollo de la conciencia no afecta únicamente a las percepciones sensoriales. La conciencia del cuerpo desarrolla paralelamente la conciencia de uno mismo.

         Por otra parte, debido a la manera de trabajar en eutonía, especialmente por la importancia del principio del contacto y por la referencia a la realidad, esta conciencia de uno mismo que se construye, es al mismo tiempo conciencia de lo externo, del mundo y de los otros.

                   En conclusión, la práctica de la eutonía nos acerca, a traves de un largo proceso de construcción del que cada persona se siente artífice, a un desarrollo de la conciencia de uno mismo como ser en relación con lo externo.

         Se trata de un camino imposible de recorrer sin el respeto profundo hacia el otro y hacia uno mismo, lo que atañe también a la aceptación de lo que uno realmente es, de sus límites.

         Este viaje de largo recorrido, se hace a través de la experimentación con las sensaciones corporales. La armonización del tono muscular comienza con la liberación de tensiones musculares profundas, asentadas en la identidad de la persona y en su historia afectiva. El trabajo con estas tensiones puede permitir una vivencia actualizada del sustrato emocional del que se forjaron. Pero esta vivencia se produce desde una posición de seguridad, de anclaje en la realidad y en el presente.

         La  eutonía no puede negar la dimensíon emocional que subyace en su propuesta de trabajo, desde el momento en que acepta que lo corporal -y especialmente lo tónico-  se halla conectado a la afectividad.

         En eutonía, es la persona entera la que trabaja a través de una práctica corporal. Algo que caracteriza al enfoque es el hecho de que no se produce un abordaje explícito de los aspectos afectivo-emocionales. Estas vivencias y el uso que se haga de ellas de cara a un desarrollo personal, pertenecen a la responsabilidad y a la intimidad de cada practicante.

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